«Domador de fieras»
Por Agustín Amado Lo suyo era el espectáculo. No sólo felinos, le gustaban todos los animales con los que pudiera lucir sus dotes de “adiestrador”. Cuentan en la familia que ya en sus años de infancia había comenzado a experimentar con cuanto animal se encontrara entre las huellas del Puesto Nuevo. Matizaba con un tinte picaresco cualquiera de sus acciones. Lo conocían como “el Lucho”. Era un niño cuando lo...