Opinión. «Fadecs azorada»
Por Gastón Lauriente *.
La porosidad del entramado político institucional de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, FADECS, emana nauseabundos aromas de valores heridos de muerte por parásitos internos y oportunistas bacterias que diverso origen. Triunfó: la ignominia hacia el respeto interpersonal sobre la tolerancia social, la violencia sobre la razón, la mendacidad sobre la honestidad, el oportunismo sobre la seriedad institucional y la patota sobre la comunidad universitaria.
Nada quedó en pie, el manoseo institucional debería llamar a la reflexión de todos los integrantes de la comunidad universitaria, muchos de ellos académicos y pensadores, formadores de opinión pública e influyentes actores sociales, que con total incoherencia intelectual, disocian y desmembran a su conveniencia cuanto concepto se le antoja: pregonan cambiar la realidad y en los intersticios de la política hacen y deshacen con patética frivolidad.
Luego de dos años de conflicto y seis largos meses de ocupación del Decanato, con intervalos de toma total de la Fadecs, un Gobernador políticamente debilitado negocia con un Sindicato (al que poco tiempo atrás fustigó y ninguneó) la incorporación al Estado Rionegrino de las ocupantes procesadas por usurpación.
Para vanagloria del sindicato (aquel que se arroga para sí el uso de la fuerza cuyo monopolio desconoce al Estado, pero se encarga de rigorear a cuanto civil e institución se le antoja, con patota, intimidación y uso descarado de la fuerza, sin que nadie se inmute) se permitieron simular una toma -como una mácula más a la desgarrada Fadecs- para anunciar la triunfante solución ya acordada de antemano.
El Rectorado, aprovechó y se plegó de lleno a la resolución del conflicto que por meses ignoro, y rápidamente se ofreció como intermediario para dar credibilidad a tan vil maniobra, pretendiendo aparentar espontánea expertez negociadora.
No les importó el daño que la ocupación ilegal causó a la Fadecs, cada cual atendió su juego y sólo sacó provecho del árbol caído, no valorizaron a los verdaderos protagonistas que sufrieron las consecuencias: comunidad Universitaria, estudiantes y toda una sociedad (que es cada día mejor cuanto más profesionales tiene) que con sus impuestos sostiene no sólo la Universidad Pública, sino también los soberbios sueldos de los que oficiaron de oportunistas en esta historia.
Felicito y agradezco a la conducción actual de la Facultad por su impecable desempeño y a aquellos que pusieron el cuerpo y la cara pese a la adversidad. Ahora le quedan los platos rotos, el desafío de gestionar en el peor escenario, lidiando con aquéllos actores y una Facultad destruida, pero con todo lo necesario desde su capacidad humana y de trabajo para sacarla adelante.
Mañana será otro día, y con el tiempo ya nos habremos olvidado de este capítulo, tal como nos tiene acostumbrados la historia.
Dependerá de nosotros fortalecer la memoria colectiva, y reflexionar si realmente podemos osar permitirnos no alzarnos frente a tamaña mentira e indiferencia.
* Gastón Lauriente – Consejero por Claustro Graduados FADECS