Por los altos costos se profundiza la crisis de las avícolas regionales
Los pollos nunca volaron alto, pero el sector conoció mejores épocas que la actual. Según Roberto Rivas, propietario de Avícola Plottier, desde hace un tiempo vienen con problemas de competitividad. A nivel nacional hay un antes y un después del quebranto de Cresta Roja y en la región importa más el oro negro que la gallina de los huevos de oro.
Cuando vieron que la crisis derribaba a Cresta Roja los productores locales se preguntaron ¿qué queda para nosotros? Se trataba de una empresa pionera en el rubro, que profesionalizó al sector por lo que marcaba un negro porvenir.
En la zona de 16 avícolas que había hasta la década del 90 quedan dos o tres. La avícola Plottier supo ser la mayor productora de huevos de la Patagonia y hoy es la segunda de la región, pero hace tres años “pedalea en el aire”.
“Hoy tratamos de sostener la situación pero a la bolsa de los cereales -soja o maíz- unos de los principales insumos, el precio se lo ponen en Chicago”, dijo Rivas, dueño de la avícola.
Para producir en Argentina los costos son elevados y cuando se llega al sur, hay menos ventajas comparativas con el resto del país. Están lejos de la producción de granos y hay que agregar el precio de traslado, pero también sumar los aumentos de la energía, los costos laborales, el packaging y combustible para el transporte.
“Tenemos desventajas por las temperaturas. Eso se contrarresta con energía, gas o electricidad y esto se encareció mucho. Así y todo, los productores somos hechos a mano y tratamos de sobrellevarlo. Antes el ente rector para los costos era el maíz, pero hoy todos los ítems se incrementaron a la par”, dijo Rivas.
Afirma que la avicultura está desatendida. Para producir deben viajar con los huevos a la planta de incubación a Buenos Aires y traer el pollito. “Es un trastorno. Faenábamos 5.000 pollos por día y ahora paramos. Estamos sin producción de pollos hace cuatro meses, porque no podemos solventar el precio del transporte”, dijo Rivas.
Hace unos años, la empresa intentó sumar el eslabón que les falta y les genera muchos costos. Compraron una incubadora para sacar el pollito. La idea era ponerlo en las granjas y en 50 días lo procesaban, pero una amparo de la petrolera Capex, les desplumó el plan (ver aparte).
Por ahora, se mantienen con la comercialización de huevos y hacen únicamente mercado interno. “Tenemos nuestro propio matadero que está parado. Mantenemos a 40 empleados. Tratamos de sostenerlos porque son empleados de muchos años y uno se debe a la gente que te ayudó a crecer a desarrollar este proyecto”, dijo el empresario.
Finalmente aseguró que la carga impositiva generan un fuerte peso en la estructura de costos, lo que se termina resintiendo la generación de empleo.
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