Comunicado de la Asociación Argentina de Pediatría
Estamos en un escenario difícil para el ejercicio profesional de la pediatría. Existen condiciones de trabajo inaceptables, alta carga laboral, inestabilidad en los empleos, falta de estímulo para el crecimiento, situaciones de violencia, baja remuneración, necesidad del pluriempleo para llegar a fin de mes y falta de oportunidades para actualizarse en la profesión.
Hoy formar parte del sistema de salud, particularmente en el sector asistencial, resulta bastante desgastante tanto en el ámbito de la salud pública como en la medicina privada. Son frecuentes factores relacionados con el aumento de la demanda, disminución del recurso humano en el equipo de salud, ocasionados por la falta de nuevos nombramientos, cargos vacantes que no se cubren, contratos temporales, carencias en equipamiento e infraestructura, falta de tiempo para examinar adecuadamente a los pacientes, desvalorización del trabajo profesional.
Desde la Sociedad Argentina de Pediatría, destacamos la tarea de los miles de pediatras que anónimamente honran su profesión. Honran esta bendita especialidad los que se levantan a diario para brindar lo mejor de sí a sus pacientes y familias. A todos, los pediatras que honran con su quehacer anónimo nuestra especialidad: Gracias.
Por otra parte, si apostamos a un país serio, es necesario que el Estado y toda la sociedad, incluyendo todas las instituciones que forman parte de ella, se preocupen por el desarrollo profesional médico, tanto por su formación como por las condiciones laborales a que son sometidos quienes trabajan para cuidar la salud de todos.
Proteger la salud de niñas, niños y adolescentes, facilitando su acceso a una atención pediátrica en condiciones de equidad y calidad, exige políticas públicas orientadas en este sentido, que jerarquicen la formación profesional y las condiciones en que se ejerce la profesión.
Instamos a las autoridades competentes a convocar a una mesa de diálogo, con el fin de encontrar una respuesta que considere una solución adecuada a esta situación de sobrecarga de trabajo para los pediatras y obstáculos para una atención oportuna a los pacientes.
Ante esta importante cuestión, esperamos que se puedan tomar las medidas necesarias para mejorar las condiciones del ejercicio profesional de la pediatría y así asegurar la salud y el bienestar de nuestras niñas, niños y adolescentes.