La mujer protagonista del mensaje pascual de los Obispos de la Región Patagonia-Comahue
Los obispos de la región Patagonia-Comahue en el día de ayer difundieron su mensaje de Pascuas, en el que resaltaron “¡Jesús ha resucitado!”.
El mismo fue firmado por Juan José Chaparro, cmf (Obispo de San Carlos de Bariloche), Fernando M. Croxatto (Obispo de Neuquén), Marcelo A. Cuenca (Obispo de Alto Valle del Río Negro), Jorge García Cuerva (Obispo de Río Gallegos), Joaquín Gimeno Lahoz (Obispo de Comodoro Rivadavia), Esteban M. Laxague, sdb (Obispo de Viedma), José Slaby, c.ss.r. (Obispo de la Prelatura de Esquel), Roberto P. Álvarez y Alejandro P. Benna (obispos auxiliares de Comodoro Rivadavia), Miguel E. Hesayne (Obispo emérito de Viedma), Marcelo A. Melani, sdb (Obispo emérito de Neuquén), Néstor H. Navarro (Obispo emérito de Alto Valle del Río Negro), Fernando M. Bargalló (Obispo emérito de Merlo-Moreno), y Juan Carlos Romanín (obispo emérito de Río Gallegos), quienes desearon una feliz pascua de resurrección y enviaron su bendición.
Su mensaje de este 2019 está concentrado en dos puntos que entienden marcan los tiempos actuales: La mujer y las elecciones.
“Que esta Pascua nos convoque para ser mensajeros y testigos de vida plena. Que esta Pascua renueve nuestra esperanza tan necesaria en estos momentos que vivimos. La Pascua es meta y anticipo, por eso, nos pone en camino, alejando de nosotros la tentación del fracaso, la desilusión, del miedo, el bajar los brazos. La Pascua siempre es respuesta para los interrogantes profundos que nos inquietan y preocupan. La Pascua nos une a Cristo que venció toda la muerte”, expusieron.
Tras esto rememoraron un pasaje bíblico del Evangelista San Lucas: “El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea; es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día”. Y las mujeres recordaron sus palabras. Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron. Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido” (Lc. 24,1-11)
De este fragmento los Obispos indicaron que el mismo es una invitación a que la comunidad se una e incluya en ese grupo de mujeres, donde lo primero que se les muestra es que el dolor de la ausencia de Jesús no las paralizó. “Tampoco nosotros queremos que las desilusiones, las ausencias de quienes deberían estar, los fracasos y pecados que tenemos como Iglesia nos detengan. El caminar de esas mujeres solo se explica por el amor hacia Jesús. Ese amor las lleva hacia el sepulcro, a embalsamar ese cuerpo del “amigo” desechado por los poderosos. Como éste el amor auténtico siempre ha de ser concreto, y hoy muchos lo están necesitando, hasta quizás en la familia de la puerta de al lado”. Por esto consideran que celebrar las Pascuas es renovar la vocación de cuidar toda persona, desde su comienzo hasta el momento final: “En cada persona deberíamos descubrir la presencia de Jesús, y cómo Él nos lo indicó, en los más sufridos, olvidados y descartados, en aquellos que lo necesitan”.
Seguir adelante
Asimismo, añadieron que el amor de las mujeres a Jesús hace que nada las detenga. “La penumbra del amanecer, los miedos, la incredulidad de los más cercanos, la descalificación por parte de algunos, la desesperanza contagiosa, no logran desalentar a esa pequeña comunidad”, por lo cual “su caminar está sostenido por la esperanza. No se quedan enredadas, ni atrapadas por los razonamientos que quieren imponerse como únicos e incuestionables. Saben recordar y descubrir que Dios nunca abandona a sus hijos”.
En este contexto hicieron mención que “Removida la piedra…”, a las mujeres y a Pedro les surgen preguntas e inquietudes, que sólo la vida y el amor pueden serenar y responder.
Ante esto exclamaron “qué regalo grande es creer en Cristo Resucitado”, puntualizando que esa fe Pascual hace que se desmorone todo pesimismo, desesperanza, resignación que llevan a dejar que la historia fluya por los caminos de la pasividad, del individualismo, del materialismo, de la desconfianza, del olvido y abandono de lo que nos hace verdaderamente felices. Y añaden: “Pascua es renovación, recreación, es fuerza, entusiasmo, es nueva oportunidad y posibilidad. Es seguir apostando por los caminos de la paz, de la convivencia, de la fraternidad, del bien común”.
Junto al otro
Finalmente los Obispos no quisieron terminar su saludo sin hacer referencia al año electoral. Rememoraron las palabras del obispo Enrique Angelelli, que el próximo 27 de abril será declarado beato por la Iglesia, resaltaron: “Votar no consiste solamente en depositar una papeleta en una urna. Votar no significa cumplir un deber cívico para evitar una infracción a la ley. Votar no es tratar de congraciarnos para conseguir una ventaja personal. Votar es hacer y construir nuestra propia historia argentina y provincial. Es poner el hombro para que como pueblo no se nos considere solamente en las urnas sino el gran protagonista y actor en la reconstrucción de la Patria. Es para eliminar las causas que engendran injusticia, miseria, odios, éxodos obligatorios. Es para eliminar las causas que ocasionan niños desnutridos, hogares en la permanente inseguridad por el pan de cada día, una concepción de la enseñanza que engendra hombres insatisfechos, resignados, frustrados, desorientado en los interrogantes más fundamentales de la vida. Es para que se multipliquen las fuentes de trabajo, para que no tengamos tantas manos argentinas ociosas sin saber en qué emplearlas. Es para que en la Argentina no siga siendo más importante el tener más, sino el ser más, es para que haya una Argentina nueva para todos”.
Y cerraron su mensaje resaltando “las mujeres han sido luz en este mensaje Pascual y también lo son en nuestras comunidades, les agradecemos su presencia y su entrega, sus miradas.