La pérdida de poder de Pichetto complica a Weretilneck

Alberto Weretilneck observa el panorama nacional y piensa en su estrategia para Río Negro. Analiza cada pieza del tablero y la importancia de sus movimientos.

En este esquema adquiere importancia la pérdida de poder que experimenta en estos momentos el senador Miguel Pichetto, a quien escucha, respeta y artífice de más de una jugada política del partido gobernante en el escenario provincial.

Durante 15 años Pichetto condujo al bloque del Frente para la Victoria -fue elegido para ese cargo por Néstor Kirchner- y transitó todo este tiempo sin mayores cuestionamientos, demostrando más de una habilidad para perdurar en un cargo donde a diario se transita por impensados tembladerales.

Ya no es tan así. La diáspora comenzó con el alejamiento de la bancada de la cámara alta de los senadores peronistas por Tucumán José Alperovich y Beatriz Mirkin, que anunciaron el armado de un bloque propio que articularán en un interbloque con la bancada de Cristina Kirchner.

Autoridad cuestionada que despertó otras quejas en los senadores, sobre todo porque le critican realizar acuerdos con el gobierno de Macri, de manera unilateral, principalmente en estos momentos con la aprobación del presupuesto nacional 2019, que se convirtió en el talón de Aquiles del rionegino nacido en Banfield.

Una crítica trajo a otras y de esta manera hoy Pichetto tiene su autoridad lesionada, pero la sangre no llegó al río. Sacó de la galera un carta de unidad: romper el bloque es darle al gobierno el manejo del Consejo de la Magistratura. Los senadores entendieron el mensaje inmediatamente, conocedores de la importancia del ámbito que designa jueces. Prevenir es salud.

De todos modos quedó planteada la rebelión. Si bien unificaron criterios los senadores le dejaron claro a Pichetto que habrá que debatir el nombre del próximo presidente del bloque. Ya nada es igual.

Esta situación debilita al senador por Río Negro en virtud que su dominio del bloque de la Cámara Alta le da hándicap en la negociación política, fue vocero y aliado permanente del oficialismo macrista, jugó como punta de lanza en sus cuestionamientos a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner y de todo lo que el califica “peronismo de izquierda”, acorde con el clima de época que marcó Bolsonaro.

En su propuesta de armar el Peronismo Federal, lo único que exhibe es la presidencia del bloque a diferencia de Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti, que tienen dominio territorial con gobernaciones a cargo.

En estas adhesiones los números también complican a Pichetto, ya que las últimas encuestas realizadas en Río Negro le otorgan magros porcentajes de posibles votantes de alrededor del 9%, una situación similar sucede con los relevamientos a nivel nacional cuando se mide la intención de voto a presidente de la Nación, con porcentajes menores.

Las encuestadores hablan del “arrastre negativo” que ejerce la actual imagen del presidente Mauricio Macri sobre gobernadores y dirigentes de Cambiemos, que también afecta a sus aliados, como es el caso de Miguel Pichetto, por su actuación en el Senado. En muchas provincias se adelantan las elecciones para separarlas de las nacionales, como es el caso del radical Morales en Jujuy, provincia en la que el mandatario nacional presenta números negativos en las encuestas.

Volviendo al inicio. ¿Qué le ofrece hoy Miguel Pichetto al gobernador Alberto Weretilneck? ¿Qué horizonte la propone el Peronismo Federal?

Este panorama complica al gobernador Alberto Weretilneck que estudia el proceso electoral en Río Negro, que aún no define en virtud de la movilidad de todas las variables en juego, básicamente su propia postulación. De todos modos hay una idea rectora: llevar las decisiones para adelante.

Para definir las PASO, en el caso de adelantar las elecciones provinciales, la convocatoria tendría que ser en los primeros meses de 2019, y cumplir con los 90 días de la convocatoria, para luego votar a gobernador a los 30 días y de esta manera llegar a mayo-junio.

Si se suspenden las PASO hay que votar en la Legislatura, que termina a fin de mes sus sesiones ordinarias. Queda una sola sesión, salvo que el Ejecutivo decida prorrogar a todo diciembre el calendario parlamentario.

La última alternativa es jugar su suerte con el Peronismo Federal y votar en octubre, que implica meterse en el medio de una peligrosa polarización.

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