Damián, el barilochense que impulsa la ley y de ART

Damián Lucero tiene 41 años y está sentado en una silla de ruedas.

Damián Lucero viste un jogging y un sweater azul oscuro. En su brazo derecho se ve bordada la insignia que lleva con orgullo: la de bombero voluntario de Bariloche. Empezó el curso de ingreso en febrero de 1993, cuando tenía 16 años. Rodeado por sus amigos y colegas, se ríe de sus bromas y los escucha atento. Damián Lucero tiene 41 años y está sentado en una silla de ruedas.

Una intoxicación sufrida en un incendio, en 2004, lo dejó cuadripléjico. Tiene serias dificultades motrices y no puede caminar ni hablar. Se comunica a través de su computadora en la que escribe usando un palito para presionar las teclas que con su habilidad parece una suerte de varita mágica. Luego, alguien lee en voz alta lo que escribió.

Pero la intensidad de su mirada es lo que más toca a su alrededor.

Cuando Página/12 le preguntó por qué decidió ser bombero voluntario, miró de forma burlona a Claudio Reiner, su amigo y jefe del cuartel de Bariloche Centro. Claudio está sentado al lado suyo. Y entonces Damián escribió presionando maravillosamente el palito en su computadora: “Por culpa de él”.

Damián sigue ejerciendo como bombero voluntario. Aunque ya no puede subirse al camión y apagar incendios, se dedica a cargar datos y hacer estadísticas para el cuartel. También redactó proyectos de ley para mejorar las condiciones de trabajo y de vida de sus colegas. Eso es lo que los trae a Buenos Aires a él y a su mujer, Liana Domínguez: un proyecto de ley para que los 43 mil bomberos voluntarios que hay en el país puedan contar con una ART. Cada 15 días, Damián y Liana dejan a sus cuatro hijos al cuidado de los abuelos y vienen a la CABA para seguir e impulsar el proyecto de ley, que cuenta con el apoyo de la senadora rionegrina Magdalena Odarda. “Para él, esto es una lucha personal, es para que sus compañeros no tengan que pasar por la misma situación”, afirmó la senadora.

“Damián me decía que quería ser bombero y un día, por cansancio, lo llevé”, recordó sonriente Reiner, amigo de Lucero desde el secundario. Ambos se incorporaron como aspirantes y recién a los 18 pudieron jurar como bomberos voluntarios de Bariloche. “Es una formación bastante intensa, tiene mucha carga horaria tanto teórica como práctica”, afirmó el jefe del cuartel de bomberos de Bariloche Centro.

A principios de 2004, hubo una seguidilla de incendios en la ciudad y Damián participó de todas las intervenciones. El 21 de marzo, cuando fue a apagar un incendio en un supermercado cerca del Centro Cívico, debió ingresar al edificio en llamas. A pesar de haber usado la protección respiratoria, inhaló mucho humo. Cuando volvió a su casa, le dolía la cabeza. “Se desmayó y quedó en coma por 20 días con lesiones cerebrales. Tuvo síntomas de intoxicación por monóxido de carbono”, contó Reiner. La protección respiratoria que tenían era vieja, había sido donada por bomberos australianos y no tenían certeza de cuán segura era.

Después del accidente, Damián estuvo un mes en terapia intensiva y 8 meses en el Hospital Fleni. “El abandono con el que nos encontramos fue terrible”, afirmó Carolina Flandes, amiga de Damián y su familia. “Los bomberos voluntarios se integran por vocación de servicio y le dan a la comunidad lo que pueden aportar desde su lado solidario. El Estado que los llama cuando los necesita es el mismo que los abandona y no les da ni siquiera contención física y psicológica”, manifestó. Reiner recordó que tuvieron que hacer una marcha para que el gobierno provincial trasladara a Damián al Fleni. “Es donde el médico dijo que iba a estar mejor”, contó.

“Estuve más de un año sin ir al cuartel. Es muy feo escuchar que suene la alarma y no poder ir”, dijo Damián a Página/12. Cuando se reincorporó, sus compañeros pasaban a buscarlo para llevarlo al cuartel. “Los chicos suben a Damián en brazos a los pisos superiores, que es donde están las oficinas”, detalló Flandes. “Está tan integrado a la vida cotidiana que un día se lo olvidaron. Dami empezó a chocar la silla y hacer ruido para que lo buscaran”, contó entre risas. “Hoy tenemos que entrenar a nuevas generaciones de bomberos para que suban y bajen a Dami”, agregó divertida.

Damián se dedica a cumplir tareas administrativas en el cuartel. Empezó a escribir manuales de capacitación y a cargar datos de las intervenciones para realizar estadísticas. “Incluso se recibió de Técnico Superior en Emergencias Médicas, él ya era paramédico”, acotó su esposa. Los proyectos de ley que redactó proponían la incorporación de desfibriladores en espacios públicos, la reducción de tarifas en cuarteles y la jubilación para bomberos voluntarios. En el caso del proyecto de ART, el primer paso fue qué antecedentes existían en otros países. “En Chile tienen hace 40 años un sistema de ART”, informó Damián.

Todas las iniciativas contaron con el apoyo de Odarda, a quien Damián conoció cuando era legisladora provincial. “Propuse hacerlo ciudadano ilustre, porque las historias de gente como él quedan en el anonimato”, afirmó la senadora rionegrina. Además, destacó el sentimiento de amistad y hermandad que une a los bomberos de Bariloche y Dina Huapi.

“Bariloche se pone de pie, sabemos que tenemos que gritar para que nos escuchen”, sostuvo Flandes y contó las iniciativas que han llevado adelante los bomberos voluntarios para conquistar sus derechos. Sacar los camiones de bomberos a la calle, organizar remadas en el Nahuel Huapi e incluso una jornada de zumbatón. “En todas las actividades estuvo Dami, siempre bancando y apoyando a sus compañeros”, afirmó.

(Fuente: Página/12. Informe de Ludmila Ferrer).

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