Venezolanos pedalean lejos de la crisis que vive su país
Su objetivo es llegar a Ushuaia. Comparten un proyecto de reinserción agroecológica
“Nuestra familia nos pide que no volvamos a Venezuela, que estamos locos si regresamos” relataron los cuatro ciclistas venezolanos que arribaron esta mañana a la ciudad de Catriel.
Los jóvenes, a los que se les sumó un argentino en la ciudad de Río Cuarto (Córdoba), comenzaron la odisea en enero desde el estado de Bolívar, pasaron por Brasil, Paraguay y ahora están en Catriel..
La crisis económica, política y social que atraviesa Venezuela fue el punto de partida del viaje que trajo a la ciudad de Catriel a Héctor Meleán (26 años), Rosángela Jiménez (27), Jesús García Godoy (26) y Adriana Cardozo (23), tres arquitectos y una veterinaria que vinieron en bicicleta, a quienes se le sumó un argentino Manuel Bosato (25) oriundo de Córdoba, que los acompaña desde la ciudad de Río Cuarto.
Los jóvenes explicaron el porqué del viaje y las sensaciones que les produce encontrarse lejos de su país natal. “En enero comenzamos la travesía al salir de Maracaibo en donde vivimos. Nos fuimos porque la realidad del país es muy complicada en todo aspecto y también aprovechamos la ocasión para avanzar en un proyecto que llamamos “Centro de Reinserción Agroecológica”. A lo largo del viaje pudimos aprender muchísimo de reservas ecológicas de Brasil y Argentina”, contó Meleán.
“Es una experiencia muy bonita, recorrerla en bici, Hemos conocido de verdad como es la hospitalidad del argentino, nos ha dejado sin palabras, nos han apoyado en todo lo que hemos necesitado” sostuvo.
“La situación del país nos dificultó muchísimo comprar un boleto, pero ya teníamos rato andando en bici en la ciudad, dijimos: ‘se puede’”.
En el camino
La travesía de este grupo de amigos comenzó en el estado venezolano de Bolívar. El primer desafío no fue salir del país —“porque no es nada complicado”—, la dificultad está en ingresar en otros países, especialmente por el tema de la documentación y la moneda, que no los favorece con respecto al cambio.
El paso fronterizo con Brasil fue por el estado de Roraima. Allí estuvieron varados unos días hasta resolver problemas con migraciones. Luego pasaron por Manaos y toda la selva amazónica, donde estuvieron obligados a trasladarse en una barcaza.
A pesar de tener que desviarse varios kilómetros, visitaron San Pablo y pasaron por un importante centro de fauna, que les permitió sumar conocimientos para aplicar a su proyecto.
Otra de las ciudades grandes en las que estuvieron fue Curitiba y, en Paraguay, hicieron un breve paso por Ciudad del Este, para cruzar el límite y recalar en Misiones.
Ya en suelo argentino, recorrieron varias provincias, con el horizonte puesto en Ushuaia.
“El primer día hicimos 8 km, y era muy sufrido tardamos casi todo un día, pero con el tiempo fuimos agarrando condiciones, luego comenzamos a hacer 60 u 80 km” expresó Melean.
Por su parte Adriana, manifestó “el proyecto está ubicado en Venezuela, es un centro de rehabilitación de animales silvestres, donde la idea es recuperar los animales decomisados que la gente tiene de mascotas y ya no los quiere más. Recuperarlos a través de un proceso de rehabilitación y devolverlos a la naturaleza” En Venezuela no hay ningún centro que haga esto, en Brasil conocimos dos centros importantes de fauna silvestre, en Argentina también”.
“En internet tenemos una página: www.centrora.com.ve y en facebook estamos como: Centro de Reinserción Agroecológica” comentó Adriana.
“Queríamos conocer Bariloche, pero vamos a llegar hasta lo último, Usuahia”.
“Un pedacito de Argentina se vino con nosotros, uno de córdoba, se ha adaptado perfecto. Hizo 60 km el primer día, nos humilló”, dijo entre risas la joven.
Rosario, otra de las mujeres que integra el grupo, se refirió a como se solventan en cuanto a los gastos, “fondos en realidad desde el momento que uno sale de Venezuela el dinero cambia totalmente por la devaluación. Entonces nos ha tocado ir trabajando, con artesanías, repostería, mas la gente en cada ciudad en la que paramos nos va ayudando, colaborando, con alimentación y demás”.
Ante la consulta del lugar más difícil de Argentina en cuanto al clima y el terreno, expresó “en La Pampa sufrimos más, no hay ni un árbol. Las distancias entre pueblo y pueblo son significativas, en el día hace un calor terrible y en la noche se pone frío”.
Un argentino se sumó a la travesía, Manuel Bosato, “es una experiencia muy linda, me sume en Río Cuarto, Allí los conocí y decidí emprender este viaje. tuve que vender la moto, pedí prestada la bici, carpa, para acomodarme al viaje”.
“Espero que leguemos a final de ruta y conocer todo el sur de Argentina”.
Catriel 25